Son varios los factores que se deberán tener en cuenta al momento de iniciar un proceso de higienización en una planta productiva.
La limpieza y el desengrase de piezas de forma industrial se inició a principios del siglo pasado debido a la necesidad de disponer de grandes cantidades de piezas que tenían que manipularse perfectamente limpias.
Los avances de la industria llevaron a este tipo de máquinas a ser indispensables, para obtener el volumen y la calidad de fabricación deseada. La limpieza industrial apunta a eliminar sustancias contaminantes, como polvo, restos de virutas de los mecanizados, aceites, grasas, óxidos.
Lo primero que se debe determinar es el grado de limpieza o desengrase requerido, si se tratase de una limpieza intermedia, con piezas mojadas, secas, sopladas o aceitadas, o de una limpieza absoluta, marcando los porcentajes máximos de granulometría y gravimetría superficial admisibles.
Con dichos datos y el tipo de suciedad a eliminar, se puede decidir el tipo de máquina a emplear, los ciclos de limpieza, los productos utilizables y la forma de aplicación más adecuada.
Se debe determinar los factores que influyen en el desengrase y limpieza según el tipo de agente limpiador, mediante disolventes orgánicos, minerales, en fase líquida, vapor; con soluciones acuosas con detergentes alcalinos; emulsiones de disolventes tipo petróleo, nafta, en medio acuoso, o con ultrasonidos inmersos en fase líquida.
Los factores que influyen en los métodos de limpieza son forma, tamaño y peso de las piezas; su manipulación, forma de carga y descarga; las operaciones posteriores: galvanizado, pintado, tratamiento térmico, y la producción.
Para elegir los productos de limpieza se debe considerar el material de las piezas; el tipo de suciedad a eliminar, cantidad, complejidad, adherencia; el estado final requerido; la temperatura máxima, y la forma de limpieza: por inmersión, proyección, agitación, etcétera.
Para decidir un sistema de limpieza se tendrá en cuenta la producción, volumen y peso de la carga; el tipo y cantidad de los contaminantes; la composición del material; la forma de las piezas, y los ciclos de trabajo necesarios.
Respecto de la elección de una máquina se verá el método de limpieza; la producción; el grado de automatización; el espacio y energías disponibles; el sistema de limpieza, y el precio de adquisición y mantenimiento de equipos.
En cuanto a los complementos de automatización, se considerará los decantadores separadores de aceites, virutas y fangos; los filtros automáticos y extractores de lodos; los dosificadores de productos; los condensadores de vapor, y el reciclado y depuración de aguas residuales.
19 de abril de 2018 – ep