PICAN, PICAN

La pregunta sobre el motivo que hace que los mosquitos piquen más a unas personas que a otras sigue llamando la atención de la ciencia.

 

Las personas excepcionalmente atractivas para los mosquitos produjeron niveles más altos de tres ácidos carboxílicos.


Las hembras de los mosquitos necesitan ingerir sangre para poder reproducirse e identifican la presencia de las personas rastreando señales químicas y físicas, como el CO2 exhalado, el calor corporal o el olor que desprende el cuerpo. Pero, aunque los mosquitos detectan a todos, muestran ciertas preferencias.
Leslie Vosshall y Maria Elena de Obaldia, investigadoras de la Universidad Rockefeller de Nueva York, han hallado una nueva respuesta a esta pregunta, tras explorar la teoría principal respecto de que las variaciones de olor relacionadas con la microbiota de la piel de cada persona determinarían las preferencias de los mosquitos.
Durante los tres años del estudio, se pidió a ocho participantes que llevaran piezas de nailon sobre los antebrazos durante seis horas al día, repitiendo el proceso durante varios días. Posteriormente se contrastaron los niveles de atracción de las piezas de nylon, combinándolas en pares, mediante un olfatómetro de dos opciones con una cámara de plexiglás dividida en dos tubos, cada uno de los cuales terminaba en una caja que contenía una de las piezas de nailon. En la cámara principal se introdujeron mosquitos de la especie Aedes aegypti, vector del Zika, el dengue, la fiebre amarilla y el chikungunya, y se observó cómo los insectos volaban por los tubos hacia un nailon u otro.
A través de su estudio las autoras identificaron que las personas que resultaron excepcionalmente atractivas para estos insectos produjeron niveles significativamente más altos de tres ácidos carboxílicos (ácidos pentadecanoico, heptadecanoico y nonadecanoico) y 10 compuestos no identificados en esta misma clase química, en las emanaciones de su piel.
Entre diferentes individuos muy atractivos para los mosquitos se constataron mezclas distintas de ácidos carboxílicos y, además, está atracción se mantuvo estable durante meses. Por lo que las autoras especulan con la posibilidad de que las características de la piel que atraen a los mosquitos puedan venir genéticamente determinadas o sean producto de factores muy estables en la persona.
Sin embargo, el olor de la piel humana es una mezcla compleja de varias clases de compuestos químicos, cada uno de los cuales requiere sus propios métodos analíticos de detección especializados.
En el estudio no se han investigado todos los metabolitos de la piel humana que difieren entre seres humanos con una atracción variable para los mosquitos. Por lo tanto, no se puede descartar la posibilidad de que otros tipos de compuestos no detectados puedan contribuir a las diferencias en el atractivo humano para los mosquitos.