El papel y el cartón son la fracción de residuos urbanos que más volumen y peso aporta tras los orgánicos. A nivel mundial, el papel es indicador de desarrollo y su presencia en los residuos señala también esta característica. Entre las formas de recuperar papel, la recogida selectiva por para de recuperadores urbanos está muy extendida, aunque su selección en origen presenta la ventaja del compromiso de colaboración del ciudadano de forma voluntaria. Ambas son las fórmulas más extendidas para resolver la cuestión con buenos resultados. Sin embargo, se sigue utilizando la madera como materia prima acompañando al papel usado debido al aumento de la producción y del consumo; la destrucción de cierta proporción del papel, y la degradación paulatina de las fibras celulósicas que deben ser desechadas tras varios procesos, por lo que no todos los residuos serán reutilizables. La fabricación de papel se basa en materiales recuperados y en pasta nueva de madera obtenida por tratamientos químicos o por separación mecánica de sus fibras celulósicas. De ahí, la importancia de la recuperación selectiva del papel y cartón para asegurar menos uso de nueva fibra en la industria papelera y, en el futuro, se podrían lograr otras formas de obtener esos desechos, como la logística inversa o la recolección desde las grandes industrias, oficinas y comercios, a través de nuevas legislaciones o incentivos impositivos. Sin embargo, los organismos internacionales han previsto la continuidad de la convivencia de todos los sistemas de recogida: selección ciudadana, logística inversa, recolección en grandes usuarios y recuperadores urbanos, durante los próximos años, más allá del mayor desarrollo de los sistemas especializados. 5 de enero de 2017 – ep