En los trabajos de limpieza profesional se emplean productos químicos que pueden resultar perjudiciales para la salud o la seguridad de quienes los utilizan. El contacto con la piel o los ojos, las intoxicaciones por inhalación y la posibilidad de incendios o explosiones a causa de la manipulación suelen ser los riesgos más peligrosos que se deben evitar. Por eso, lo mejor es hacer caso a las normas de seguridad y usarlos correctamente. Antes de hacerlo se debe leer su etiqueta, pues en ella se recoge la información básica sobre sus riesgos y medidas de seguridad. Los productos de limpieza profesional deben mantenerse en sus envases originales. Si fuera imprescindible un trasvase, el nuevo recipiente deberá etiquetarse con los datos originales. Nunca se deben pasar a envases de bebidas o alimentos, ni siquiera etiquetados, ni se deben tener potes con productos sin identificar. Los recipientes de productos químicos se deben mantener bien cerrados cuando no se utilizan. Son fundamentales las normas y procedimientos de trabajo claramente establecidos en cada empresa y para cada tarea que contemplen la manera de actuar en condiciones normales y, también, en circunstancias anómalas, como derrames o incendios. Usar siempre los productos de limpieza según las recomendaciones e instrucciones del fabricante. No utilizarlos en concentraciones o cantidades mayores a las indicadas, ya que no se consigue más eficacia, pero se incrementan los riesgos. No hay que mezclar distintos productos de limpieza. Algunas sustancias pueden reaccionar violentamente o desprender gases tóxicos cuando se mezclan. Las que suelten vapores deben manipularse con ventilación adecuada. Si no es suficiente, se debe utilizar mascarilla y filtros. Los productos inflamables deben mantenerse alejados de llamas, chispas o puntos calientes. Cuando se utilicen estará prohibido fumar y utilizar cualquier aparato que produzca llamas o chispas, ni dirigir el producto pulverizado hacia bombillas encendidas o cualquier otro punto a temperatura elevada. No se debe fumar, beber ni comer mientras se usen productos químicos. Después de manipularlos siempre hay que lavarse las manos. Siempre que se manipulen productos químicos se deben utilizar equipos de protección adecuados para evitar contactos y salpicaduras: guantes y botas, lentes o pantallas de seguridad, etcétera. En caso de salpicadura, sobre todo si fuera un producto irritante o corrosivo, es imprescindible quitarse la ropa mojada y lavar la zona afectada con agua abundante. Por ello, donde se manipulen productos químicos deben existir puntos donde poder lavarse rápidamente. 11 de agosto de 2016 – ep