Investigadores escoceses han desarrollado un sistema que mata las bacterias intrahospitalarias más resistentes utilizando solamente luz. La cantidad de males producidos por los microorganismos nocivos de los institutos de salud a pacientes ingresados por otras causas, se han venido combatiendo con métodos de desinfección muy limitados, por lo que los científicos han venido buscando otras vías más efectivas. Así, científicos de la Universidad Strathclyde de Glasgow desarrollaron un sistema lumínico pionero capaz de acabar con las bacterias hospitalarias más resistentes, como el Staphylococcus aureus, resistente a meticilina, o la Clostridium difficile. El sistema descontamina el aire y las superficies expuestas a bacterias, bañándolas con un espectro de luz visible conocido como HINS (por las siglas en ingles de High Intensity Narrow Spectrum Light), que acaba con los patógenos. Desde la creación del sistema, se hicieron numerosas pruebas en el hospital Glasgow Royal Infirmary, que demostraron que la técnica permitía reducir la presencia de patógenos de manera mucho más eficiente que los desinfectantes o la limpieza. En algunos casos, se logró eliminar hasta 91% de los patógenos presentes. La tecnología y su eficacia han sido, además, objeto de más de 20 publicaciones académicas y de 30 presentaciones públicas. Ante eso, una empresa estadounidense comercializará esta tecnología en Estados Unidos y Canadá, en forma de un dispositivo de iluminación o lámpara para la desinfección ambiental, que podrá matar las bacterias presentes en el aire o en cualquier superficie; y cumple con todas las normas internacionalmente reconocidas para la seguridad del paciente, es decir, que no daña al ser humano. El sistema hará que los hospitales puedan desinfectar de manera continua sus pabellones y habitaciones de aislamiento, por lo cual los creadores del sistema esperan que sirva para evitar la frecuente expansión y proliferación de bacterias en los centros sanitarios y, en consecuencia, para reducir la posibilidad de enfermar durante los ingresos, por culpa de dichas bacterias. El HINS funciona con un espectro de longitudes de onda en el rango de la luz visible, y en una potencia de 405 nanómetros (nm) que, cuando es absorbido por las bacterias, excita las moléculas intracelulares, lo que induce la producción de especies reactivas de oxígeno (iones de oxígeno, radicales libres y peróxidos tanto inorgánicos como orgánicos) letales para los agentes patógenos más resistentes y las acaba bacterias desde el interior. 30 de junio de 2016 – ep