Separar los residuos es un hábito cada vez más instalado en las sociedades. Algunas localidades han puesto más énfasis en el reciclado de residuos con lo que obtuvieron mayor éxito y sus habitantes se involucraron más en la tarea. Se podría decir que el reciclado fue una tarea emblemática de la globalización postmoderna, ya que se generalizó en casi todo el planeta, teniendo en cuenta las particularidades de cada sociedad aunque con muchos puntos en común y algunas ideas para tomar en cuenta. En Japón, por ejemplo, los habitantes deben limpiar las botellas y quitarles las etiquetas antes de depositarlas en el contenedor. Los envases de plástico y los tetrabrik deben ser doblados y apilados para que ocupen menos espacio, algo que podría parecer lógico al tener en cuenta la superficie de estas islas. Un caso interesante es Bélgica: el país europeo que más envases recicla. Su sistema es por colores y tipos de envases, similar a los aplicados en la Argentina. Sin embargo, las bolsas de basura están normatizadas, no se puede usar cualquiera y cuestan entre uno y dos euros, según el tamaño, con un color para cada tipo de residuo. Además, no se pueden sacar al contenedor cualquier día y quien erre al color o día será multado. En España utilizan cuatro contenedores: amarillo para los envases de plástico, latas y tetrabrik; azul para el papel y el cartón; verde para el vidrio; y naranja, gris o marrón —según el municipio— para el resto de residuos que no vayan a los anteriores. Además del sistema de contenedores, en Alemania, hay otro solo vale para reciclar envases de bebidas: el sistema de depósito, devolución y retorno. Allí, se paga un impuesto cuando se compran esos envases que se les devuelve solo si se depositan en perfecto estado en unas máquinas situadas en los supermercados donde los compraron. No es cómodo para los usuarios y acarrea grandes costos para los comercios. En Suecia, el sistema es similar, pero además solamente 1% de la basura doméstica que producen sus ciudadanos acaba en vertederos. Lo han conseguido con un sistema denominado Waste To Energy: de basura a energía, por el cual los desechos se transforman en energía incinerándolos con un sistema de filtrado poco contaminante. Tuvieron tal éxito que, en 2012, comenzaron a importar basura. Los suizos deben separados los vidrios según cual fuera su color. Esto se debe a que el vidrio coloreado no puede volver a ser transparente. Es decir, que con las botellas de color verde o ámbar solo se fabrican otras botellas de color y en Suiza eso no es un dato menor. Para complicar el asunto, en Gran Bretaña no hay un código de colores de contenedores único. Cada localidad decide el suyo, de modo que los habitantes deberán informarse antes de echar la basura; pero también deberá averiguar el día que pasa el camión, porque será cuando habrá que llevar las bolsas a los depósitos. 14/04/2016 ep