Cumplir con un procedimiento de normas de limpieza e higiene para el transporte público, asegura la protección debida al usuario o pasajero de posibles enfermedades o contagios. Más allá de agua y jabón o detergente para eliminar la suciedad y gérmenes, existen una serie de desinfectantes básicos a tener en cuenta. Los métodos rutinarios de limpieza requieren de especial atención en áreas específicas. Las actividades de limpieza deben ser supervisadas e inspeccionadas para asegurar los procedimientos correctos. Se debe limpiar primero las superficies con agua y detergente y luego desinfectar con productos registrados, siguiendo las indicaciones del fabricante. Es recomendable respetar las medidas y recomendaciones de seguridad indicadas. Además de limpiar las superficies de los asientos, que incluyen apoyabrazos y respaldos. En el caso de vagones del ferrocarril, son importantes también los controles de luz y ventilación, paredes adyacentes y ventanas, baños, lavamanos, compartimentos para equipaje, salas, entre otros espacios. Para efectuar una buena tarea, se debe consultar a los autoridades nacionales o locales sobre cómo desechar estos residuos de manera correcta. Una vez que haya terminado la limpieza realizada con guantes, se sugiere lavarse las manos con agua y jabón o con un gel para manos a base de alcohol. Es fundamental no utilizar aire comprimido o agua bajo presión para la limpieza. Podría volver a dispersar las partículas de material infeccioso. Solo deben usarse aspiradoras después de haber realizado la desinfección correspondiente. Las aspiradoras deben recibir mantenimiento para minimizar la dispersión de polvo en general y deben estar equipadas con filtros de aire de alta eficiencia para partículas. 29/12/2015 agp