La limpieza de las heladeras tiene que formar parte de un plan de actividades cotidianas y deben utilizarse productos específicos antibacterianos. Para que una cocina esté limpia, no basta con pasar un trapo sobre la mesada y desengrasar las hornallas: también hay que limpiar la heladera. Es importante usar los productos adecuados y es útil armar un cronograma de limpieza. Los especialistas ofrecen algunos consejos para tener en cuenta, entre los cuales mencionan la conveniencia de desmontar de la heladera los estantes y cajones desmontables, para limpiarlos primero, dejándolos un buen rato en remojo en agua tibia y detergente. Para remover manchas difíciles, es recomendable utilizar un limpiador antibacterial específico para cocina o incluso alguna preparación casera. Los productos específicos para la limpieza de heladeras se consiguen en la mayoría de los negocios. Suelen venir en un envase con rociador que brinda mayor practicidad y no presenta riesgos para la salud ni para la comida. Esto significa que, aunque no se deben rociar directamente sobre la comida, los alimentos se pueden volver a colocar en la heladera después de haberla limpiado con este tipo de productos. Los aerosoles y las toallitas desinfectantes son ideales; sin embargo, no se puede incorporar a la limpieza de heladeras productos que contenga químicos tóxicos; en particular, los que contengan lavandina en cualquiera de sus formas. Algunas personas prefieren limpiar la heladera con un método más natural. El interior se puede limpiar con una pasta hecha de bicarbonato de sodio y agua tibia, o con una solución de vinagre blanco destilado y agua tibia. En este último caso, se recomienda agregar unas gotas de jugo de limón para neutralizar el olor del vinagre. Para eliminar los olores fuertes de la heladera, basta con colocar en el interior algún recipiente abierto con bicarbonato de sodio. Seguir un plan integral de limpieza ayuda a mantener el interior y los contenidos de la heladera limpios y saludables. No se trata de una tarea extremadamente minuciosa, sino que basta con incluir esta tarea en un plan que incluya su control, por ejemplo, descartando periódicamente los alimentos que estén vencidos (el moho afecta los demás alimentos y propicia la propagación de los gérmenes) y evitar que algunos alimentos puedan derramar jugos sobre otros y prever que cada cosa se coloque en recipientes adecuados. Limpiar lo antes posible derrames y manchas, mientras están húmedos permite eliminar con facilidad la suciedad y mantener la higiene de las superficies que están en contacto con los alimentos. NG-20 de mayo de 2015