Con las superficies limpias se evita la propagación de hongos y bacterias. Además, se mantiene el buen nivel de iluminación. El techo metálico y de vinilo tiene que preservarse en perfectas condiciones para evitar cualquier tipo de accidentes. Para que se aproveche mejor sus beneficios, como mayor resistencia al fuego, gran durabilidad y mejor iluminación, es necesario cumplir con ciertas normas de higiene profesionales y en profundidad El primer paso es hacer una limpieza minuciosa de este tipo de techos mediante mopas de algodón y productos idóneos para metal y vinilo, evitando así la erosión y la reducción de brillo del metal. Este tipo de techos, cuando se desinfecta de forma correcta, se evita la propagación de hongos y bacterias. Por lo tanto, contribuye a la salud de los trabajadores del lugar y se reduce la posibilidad de alergias. Se sugiere llevar a cabo un un test microbiológico para corroborar la desinfección completa del techo. Este trabajo se realiza sin necesidad de obras ni instalación de ningún tipo. Además, puede hacer en un horario conveniente, que no afecte la actividad laboral. Hay que tener cuidado con los enseres, los suelos y las paredes, protegerlos a la hora de la limpieza. Al limpiar el techo, aumenta la reflexión de la luz (tanto natural como artificial) y se incrementa la luz hasta el 30%, lo que facilita el uso de bombillas de menor potencia. En un entorno de trabajo la luminosidad siempre vital, sobre todo si en se atiende al público. La limpieza regular de este tipo de techos con productos adecuados para las placas metálicas o de vinilo supone un ahorro a largo plazo. En el caso que no se lleve a cabo las tareas de higiene, hay más posibilidades de degradación del falso techo, obligando a la restauración de las placas.