El moho es un organismo microscópico que se encarga del quebramiento de materias muertas y que puede causar síntomas alérgicos similares a los generados por el polen de plantas. Ser expuesto a niveles altos de esporas de moho puede causar el crecimiento de una alergia en las personas y producir daño estructural a las construcciones. Para crecer, el moho necesita un lugar para adherirse; alimentarse con hojas, madera, papel o tierra, y una fuente de humedad que puede haberse originado en inundaciones, desagües tapados, goteras, humidificadores, barro o hielo, sótanos o cimientos húmedos, cañería que gotee, plantas de interior, vapor de cocina o baño y secadores y calefacción sin buena ventilación. El moho se encuentra en exteriores e interiores y es muy importante identificar rápidamente y corregir cualquier fuente de humedad antes de que genere problemas de salud. La mejor guía es si se puede ver moho u olerlo, existe un problema. Identifique y repare la fuente de humedad; limpie, desinfecte y seque la área; elimine y tire el material poroso -como papel y tablas- que tenga moho; los materiales duros como vidrio, plástico o metal pueden ser conservados después de que se han limpiado y desinfectado. Las alfombras pueden ser un problema difícil, ya que secándolas no se quitan las esporas muertas. Dejar secar por dos o tres días. Antes de desinfectar áreas contaminadas se deben limpiar con un jabón, detergente o limpiador comercial, diluido en agua caliente; con un cepillo duro o esponja especial, luego se enjuagará con agua y, finalmente, se pasará una aspiradora. Después se desinfectará la zona con una solución de 10% de lavandina en agua, sin mezclar con amoniaco ni detergentes y luego se dejará secar durante 24 horas.