La limpieza y la desinfección constituyen, junto con la esterilización, los elementos primarios y más eficaces para romper la cadena epidemiológica de la infección. La limpieza se define como el proceso de separación, por medios mecánicos o físicos de la suciedad depositada en las superficies inertes que constituyen un soporte físico y nutritivo del microorganismo. El agente básico es el detergente. Su objetivo es la eliminación física de materia orgánica y de la contaminación de los objetos. Los detergentes deben tener una serie de propiedades: deben disolverse de forma fácil y rápida en el agua; no deben ser corrosivos para los equipos; tienen que ser capaces de ablandar el agua dura, mediante la eliminación del exceso de sales en el agua de lavado; capacidad para humedecer con facilidad todas superficies en donde se apliquen; certeras a la hora de emulsionar adecuadamente las grasas y deben tener gran capacidad de dispersión y suspensión de los restos y desechos. Además, tienen que ser de fácil eliminación, eficaces y no perjudicar el medio ambiente. A menudo se confunde la limpieza con la desinfección, pero hay que saber diferenciarlas. La limpieza elimina bacterias en un tanto por ciento elevado, según el producto que usemos, pero la desinfección se da cuando se utiliza un producto detergente desinfectante. No obstante, es importante tener en cuenta que la limpieza es un paso previo a la desinfección, por lo que constituye un factor de importancia prioritaria, ya que si se realiza de forma incorrecta o defectuosa planteará múltiples problemas para la realización de posteriores procesos, tales como la desinfección o la esterilización. El equipo Los desinfectantes químicos de uso más corriente son varios. Entre ellos figuran: – Aldehídos: los de más uso son el formaldehído y el glutaraldehído. Tienen un gran poder de destrucción de bacterias, hongos microscópicos y virus. – Amonio cuaternario: son generalmente inodoros, incoloros, no irritantes y desodorantes. También poseen alguna acción de detergente y son buenos desinfectantes. Sin embargo, algunos compuestos de amonio cuaternario son inactivos en presencia de jabón o de residuos de jabón. Su actividad antibacteriana se reduce con la presencia de material orgánico. Los compuestos de amonio cuaternario son efectivos contra bacteria y algo efectivos contra hongos y virus. – Fenoles: derivados de carbón – brea, tienen un olor característico y se vuelven lechosos en el agua. Los fenoles son muy efectivos contra los agentes bacterianos y también contra hongos y muchos virus. A su vez, retienen más actividad en la presencia de material orgánico que los desinfectantes compuestos por yodo o cloro. – Hipocloritos: Los compuestos de cloro son buenos desinfectantes sobre superficies limpias, aunque son rápidamente inactivados por la suciedad. El cloro es efectivo contra bacterias y muchos virus. Estos compuestos son también mucho más activos en agua caliente que en agua fría. Las soluciones de cloro pueden irritar la piel y son corrosivas para el metal. Su costo es bajo. – Peróxidos: Son activos contra bacterias, esporas bacteriológicas, virus y hongos a concentraciones bastante bajas. – Yodoformos: Los compuestos de yodo son una combinación de yodo elemental y una sustancia que hace al yodo soluble en el agua. Si bien son buenos desinfectantes, no funcionan bien en la presencia de material orgánico; efectivos contra bacteria, hongos, y muchos virus. Muchos productos de yodo pueden manchar la ropa y las superficies porosas.