La clave está en elegir el tipo de mopa correcta, teniendo en cuenta el tipo de suciedad y las características del piso. Mejoras en la forma de trabajo, evitando grandes esfuerzos. Una forma fácil de limpiar los pisos es decidir, en función del tipo de suciedad, el tipo de mopa y microfibra así como su ancho, dependiendo de lo diáfana que sea la superficie, obstáculos o nivel de ocupación de la zona que se deba limpiar. El tipo de microfibra es un elemento clave. Existen distintas configuraciones de mopa y siempre se debe elegir la idónea, según el tipo de suciedad y las características del piso. La mopa queda adherida al porta-mopas, a través de un velcro, que debe salir siempre unos cuatro centímetros más que el porta-mopas para facilitar su cambio, sujetándola con los pies y evitando que el operario se agache. Luego, se cruza el porta-mopas que queda igualmente adherido sólo por la parte central a través del velcro y se lo levanta para que, sin tener que agacharse, se desprenda por la parte interior, que es limpia. El porta-mopas puede ser simple o incorporar un depósito para agua con el fin de dotar al suelo de un poco más de humedad cuando el tipo de suciedad o manchas lo requiera, lo que permite limpiar sin cubo y sin agua. Alternancia Las mopas de microfibras permiten limpiar en seco o en húmedo en suciedades normales de oficina. Por ejemplo, se suele limpiar en seco todos los días y una vez a la semana en húmedo. Siempre hay que mover la mopa en forma de “8”. Cuando se ha elegido el tipo de mopa idónea, ésta se desliza con gran facilidad tanto en seco como en húmedo. No requiere ningún tipo de esfuerzo y al operario le permite trabajar erguido. Este sistema es de alta productividad y evita sobrecarga muscular. Fuente: ISSA/INTERCLEAN LATIN AMERICA