Las moscas transmiten una serie de agentes patógenos a la comida que pueden causar salmonelosis y otras formas de intoxicación. La contaminación de un alimento por este tipo de problemas es un tema sensible en cocinas de bares, restaurantes, hoteles y centros de restauración en general, dónde eficacia, higiene y seguridad alimentaria se dan por supuestas. Seguridad en el entorno A nadie le gusta encontrarse con moscas u otros insectos flotando en su sopa. Aunque es cierto que vivimos en un país con enormes garantías en materia de seguridad alimentaria, no es menos cierto que la crisis agudiza nuestras exigencias. Según el estudio realizado por la empresa de investigación Sondea para Rentokil Initial, el 80% de los españoles no vuelve a un restaurante si éste está sucio. Imaginen lo que saldría si nos encontramos una mosca o resto de insecto en el plato. Aunque la escena parezca exagerada, es una situación que puede darse. Por este motivo, para reducir el riesgo de contaminación de los alimentos hay que eliminar las moscas e insectos del entorno tan rápido como sea posible. Una superficie adhesiva para matar a las moscas es una solución rápida y fácil para eliminarlas de una cocina, restaurante, cafetería o área de preparación de alimentos. Sin embargo, en muchos centros de restauración o cocinas siguen utilizándose sistemas basados en las rejillas eléctricas tradicionales, que fragmentan el mosquito al cruzar el arco voltaico, provocando que sus restos pululen en el ambiente, con la consiguiente contaminación y falta de higiene. Ahora bien, ¿cómo funciona realmente un eliminador de moscas eléctrico? Un matamoscas trabaja atrayendo a las moscas a su interior mediante el uso de luz ultravioleta. Las moscas son fulminadas con la descarga que se produce al cruzar un arco voltaico. Estos aparatos causan la fragmentación de las moscas al entrar en contacto con la descarga eléctrica y provocan una liberación de sustancias y fragmentos de insecto potencialmente nocivas. Es fácil de imaginar, trozos de los insectos y partículas expulsados por el dispositivo y depositándose en los alimentos y superficies de los alrededores. El departamento de I+D de Rentokil ha investigado durante años acerca de la eficacia de estos aparatos y realizó una prueba de eficacia entre estos productos y su propio sistema de captura de insectos voladores, Luminos, basado en el atrapamiento por adhesión. La prueba de Rentokil se basaba en la liberación de 100 moscas domésticas (Musca domestica) en una estancia controlada en la que están instalados un aparato estándar de rejilla frente a una unidad Luminos de características similares. A partir de ese momento se registra el número de moscas atrapadas a intervalos regulares durante un periodo de siete horas. La prueba se repitió más de seis veces para asegurarse de que tenía valor estadístico. Los estudios demostraron que un matamoscas adhesivo atrapa moscas dos veces más rápido que la unidad de rejilla electrificada. Esto se traduce en reducir a la mitad el riesgo de contaminación por posamiento en las áreas de preparación de alimentos, además de eliminar al 100% el riesgo de depósito de fragmentos de insectos en la comida. Los aparatos adhesivos para capturar insectos por tanto se demostraron más eficaces. Además la exclusiva tecnología de encapsulamiento de las unidades Luminos 3 y Luminos 4 tienen la ventaja de que la superficie de captura se renueva periódicamente gracias a su sistema auto-enrollable aumentando su capacidad de captura en entornos con polvo en el ambiente. El uso de unidades de captura con encapsulación como Luminos reduce el riesgo de contaminación por partículas en las áreas de preparación de alimentos. Son trampas adhesivas que “envuelven” a los insectos que se posan en él, en lugar de electrocutar al insecto y dispersar sus restos por el ambiente, con el consiguiente riesgo de contaminación de los alimentos.