A LAS TABLAS

La limpieza de cocinas es muy importante y una de las herramientas más utilizadas y con mayores riesgos de contaminación son las tablas de cortar.

Las tablas de cortar son imprescindibles en cualquier cocina profesional. Sin embargo, son superficies vulnerables, ya que sobre ellas se coloca carne cruda, pescado, verduras y son el caldo de cultivo perfecto para la proliferación de bacterias y microorganismos, lo que supone riesgo de contaminación cruzada que habrá que prevenir mediante tareas básicas de higiene.
El uso de estas tablas puede provocar hendiduras y cortes, donde pueden acumularse restos de comida y convertirse en la morada perfecta para las bacterias. En este sentido, llevar a cabo ciertas tareas de limpieza e higiene será la mejor forma de evitar problemas de salubridad. En muchas cocinas profesionales se utilizan a menudo y para todo tipo de alimentos, sin distinguir entre cocinados o crudos.
Para evitar la contaminación cruzada, es necesario limpiar la superficie de la tabla entre usos y desinfectarla, para eliminar gran cantidad de gérmenes que puedan proliferar en esta herramienta de trabajo.
En las cocinas profesionales habrá que extremar las precauciones y prestar atención a cuestiones como elegir las de materiales plásticos antes que tablas de madera, y para evitar la contaminación cruzada, es recomendable utilizar diferentes colores para los distintos grupos de alimentos, como verduras crudas, carne cruda, pescado crudo y otra para alimentos cocidos.
Se deberá limpiar la tabla entre usos y aplicar algún producto desinfectante, pero sin usar lavandinas u otros productos tóxicos, sino apostar por un desinfectante adecuado que permita acabar con las bacterias, especialmente indicado para la hostelería. Además, es recomendable diluir el producto en agua y pulverizar sobre la tabla o aplicarlo con un trapo. Habrá que dejarlo actuar varios minutos antes de aclarar con abundante agua.
Meterlas en el lavavajillas es también una buena forma de desinfectar la superficie. De igual forma, conviene guardarlas en vertical para que no acumulen restos de agua. Si las tablas están en mal estado, la mejor opción será cambiarlas por otras nuevas, ya que es en las grietas y ranuras donde más proliferan los gérmenes y bacterias.

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