Limpiar techos es tan necesario como cualquier otra parte de la construcción, aunque se tendrán que tener en cuenta algunas particularidades.
En los techos –aunque no parezca- se acumula polvo y suciedad. Los humos y vapores, la condensación del agua en algunos inmuebles, pueden afectar la coloración y dar lugar a la aparición de manchas en los cielorrasos.
Las manchas de moho como consecuencia de la humedad pueden poner en riesgo la salud de quienes trabajen en el lugar, por eso esa limpieza debe incluirse en el listado de las tareas que han de ejecutarse. Pero, antes es importante saber cómo proceder en cada caso, ya que la higienización de los techos dependerá de los materiales de los que se compone.
Los cielorrasos pintados tendrán una limpieza será muy sencilla, bastará con atar un paño seco a una escoba para poder limpiar el polvo y eliminar las posibles telas de araña. No se puede fregar esa superficie, ya que la pintura no suele ser lavable. Pero, en el caso de que aparezcan manchas, será necesario saber qué las produce para tratar el problema de raíz.
Si bien no es habitual, algunos baños o cocinas pueden tener techos de azulejos. La limpieza de este tipo de superficies será más sencilla, ya que se podrá usar agua caliente y jabón neutro o aplicar algún producto específico para las juntas o usar un cepillo para limpiar la suciedad que se acumula en estas pequeñas ranuras.
El mejor modo de proceder para limpiar un techo de madera es usar un trapo y una escoba, ya que la madera no se lleva bien con la humedad. Se trata de un material absorbente que puede ver mermadas sus propiedades y textura ante la presencia de agua.
Lo más habitual es encontrar falsos techos en los centros de trabajo y oficinas. Su principal problema es que se acumula polvo que puede dar lugar a la aparición de gérmenes y bacterias que pueden mermar la salud de los empleados, motivo por el cual resulta fundamental higienizarlos de forma adecuada de vez en cuando.
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