Los objetivos de la Cumbre de París estarían lejos de alcanzarse. Más allá de eso, el lunes la Asamblea de la ONU tratará el tema.
En 2015, la comunidad mundial se reunió en París para elaborar un enfoque común con el que afrontar sus compromisos climáticos y acordó hacer todo lo posible para limitar el aumento de la temperatura global a “bastante por debajo” de los dos grados centígrados y, a ser posible, alcanzar los 1,5.
Sin embargo, en julio, la temperatura se elevó 1,2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, batiendo el récord del mes más caluroso desde que se tiene registros y confirmando una tendencia de alza continua.
El conjunto de fenómenos meteorológicos extremos a nivel mundial significa que el planeta está en camino de registrar los cinco años más calurosos de la historia, según el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, quien recordó que estamos inmersos en una “carrera para reducir el cambio climático”.
El Acuerdo de París sobre el Cambio Climático no es jurídicamente vinculante: no dice a los países cómo deben reducir sus emisiones ni cómo deben desarrollar la capacidad y adaptación al cambio climático, sino que los alienta a escribir su propio plan a través de las contribuciones.
Los países tienen muchas alternativas sobre cómo alcanzar los objetivos del Acuerdo. Estas acciones se conocerán el lunes 23 en la Cumbre de Acción Climática que convocó las Naciones Unidas, donde no todo será pesimismo.
Aunque ninguna región supera claramente a las demás hay naciones y ciudades que muestran un gran progreso. Muchos países, entre ellos los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo del Pacífico, están avanzando hacia “un clima neutral” o tienen una huella de carbono inexistente.
Existen las herramientas necesarias para enfrentarnos al cambio climático, pero hay que usarlas. Habrá que cambiar las inversiones de una economía gris y sucia a una economía verde. El dinero está ahí, según la ONU.