Uno de los sectores que sufrió durante la cuarentena en Buenos Aires, los lavaderos de autos, volvió a trabajar.
Se recomendó aumentar la cantidad de detergente aplicado al lavado.
Los lavaderos de autos porteños cerraron el 19 de marzo, cuando se inició el aislamiento social preventivo ante la pandemia de coronavirus, y, tras cuatro meses de inactividad, regresaron ayer a sus labores dentro de un estricto protocolo de seguridad.
El Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires aprobó ese protocolo que apunta a la protección de los trabajadores y al proceso hace unos días y recomendó a los lavaderos trabajar con una guardia mínima de personal y en horarios restringidos.
Para la protección del personal, entre otras medidas se ordenó que quienes se dediquen al lavado y secado utilice mascarillas sobre boca y nariz, antojos de seguridad o antiparras, guantes de goma y, opcionalmente, cubrecabezas; se deberá controlar constantemente la temperatura de los trabajadores y sus condiciones físicas.
Para el lavado se deberá evitar que el cliente baje del auto hasta el momento de la limpieza del interior, y luego deberá mantener la distancia mínima; los lavaderos darán turnos para evitar colas de vehículos y personas en el lugar.
Antes de ingresar al vehículo, se rociarán las manijas externas, los asientos, respaldos y apoyacabezas con una solución de agua y alcohol en proporción 70/30; posteriormente, lo hará con el resto del interior, como volante, palanca de cambios, botoneras, pedales y freno de mano.
Se recomendó aumentar la cantidad de detergente aplicado al lavado y el secado exterior se deberá hacer con trapos higienizados entre lavados con agua, jabón y lavandina y, al final se debe rociar la solución de alcohol y agua a toda la carrocería, vidrios y accesorios.
El protocolo recomienda que los operarios vistan mamelucos de cuerpo completo tipo kyvek o del estilo en las tareas en el interior del vehículo y desaconsejó el uso de revividores y siliconas dentro del habitáculo.
ep