LOS ÁCAROS SIGUEN PRESENTES

Para impedir la presencia nociva de microorganismos y asegurar la protección de las personas alérgicas al polvo, es necesaria una buena higiene.

 

En un solo centímetro de polvo pueden encontrarse hasta 500 de estos microorganismos.


Cualquier tarea de limpieza de un lugar público requiere de procedimientos que aseguren una correcta higienización, especialmente en épocas de pandemia, además las personas alérgicas al polvo pueden empeorar su patología si el lugar donde trabajan no se limpia de forma exhaustiva.
Los espacios deben higienizarse al máximo grado para impedir que virus, bacterias y ácaros se acumulen. Estos últimos microorganismos causan reacciones alérgicas en determinadas personas. Además, son responsables de que enfermedades relacionadas a las vías respiratorias se agraven.
Los ácaros se concentran en los lugares en los que se amontona el polvo y en las áreas con humedad y calor. Entre sus hábitats preferidos, están los sillones, las alfombras, las moquetas y la ropa de cama y otros textiles susceptibles de albergar un elevado número de ácaros.
Se calcula que en un solo centímetro de polvo pueden encontrarse hasta 500 de estos microorganismos. Teniendo en cuenta que se reproducen cada tres semanas es imprescindible limpiar con mucha frecuencia para evitar la proliferación de los ácaros.
Es fundamental higienizar correctamente el lugar donde trabaja o habita el alérgico. No debe haber ni rastro de polvo tras las operaciones de limpieza. Por esa razón, se recomienda pasar la aspiradora una vez a la semana, como mínimo.
En las instalaciones de salud y hotelería, las fundas para colchones y almohadas son grandes aliadas de los alérgicos al polvo porque impiden que entren en contacto directo con los ácaros. Respecto de la higienización de los muebles, se aconseja que se realice con trapos húmedos.

ep