La luz ultravioleta podría ser una aliada a la hora de desarrollar barreras que nos defiendan de enfermedades causadas por virus y bacterias.
La luz ultravioleta actúa para destruir rápidamente el recubrimiento proteico externo del virus Covid-19.
Con la pandemia de Covid-19 han soluciones para intentar contener la propagación de virus y bacterias y se tuvo en cuenta que el sol tiene un alto poder germicida, pudiendo incluso matar algunos virus expuestos durante un tiempo determinado, gracias a la radiación ultravioleta (UV), que tiene un espectro más alto que el percibido por el ojo humano.
En ese espectro, los rayos UVA tienen la longitud de onda más larga (320 a 400 nm) con mayor incidencia en la superficie de la Tierra, ya que no son absorbidos por la capa de ozono, y se ha relacionado con el envejecimiento y el daño de la piel. La UVB causa las quemaduras solares, pero también ayuda a la piel a producir la vitamina D3, y presenta una mayor incidencia durante el verano. Parte de ella es absorbida por la atmósfera.
La luz UVC no se encuentra naturalmente en la Tierra, ya que es completamente absorbida por la capa de ozono, pero es eficaz para destruir material genético, ya sea en humanos o partículas virales, con propiedades bactericidas. Por esta razón se aplica en la esterilización de materiales quirúrgicos, y en procesos de tratamiento del agua y del aire.
Esta desinfección se realiza mediante lámparas especiales de tinte azulado, bañando de luz el ambiente y eliminando gran parte de los microorganismos presentes, gracias a los trabajos del científico Niels Ryberg Finsen, quien recibió el Premio Nobel de Medicina en 1904 por utilizar rayos ultravioleta para tratar infecciones y enfermedades bacterianas.
Pandemia
Durante 2020, se lanzaron al mercado una serie de lámparas germicidas UVC para esterilizar ambientes, en versiones robustas o portátiles, que conviene utilizar con mucho cuidado y siguiendo los estándares del fabricante, ya que la radiación puede ser para seres humanos, animales y plantas, dado que su luz interfiere con las células, provocando mutaciones y desencadenando enfermedades muy graves.
El Metro de Nueva York ha utilizado esta tecnología para limpiar sus vagones, lo mismo algunas compañías aéreas y lugares con mucho tráfico y poca ventilación, potencialmente peligrosos para la propagación de enfermedades.
En relación con la Coronavirus, la Agencia Federal del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (FD) asegura que la luz ultravioleta actúa para destruir rápidamente el recubrimiento proteico externo del virus, eliminando luego su eficacia. Sin embargo, esta tecnología solo permite eliminar el virus de su circulación en el medio ambiente y sus superficies.
La principal forma de transmisión del virus sigue siendo a través del contacto cercano con una persona enferma, a través de las gotitas respiratorias emitidas al toser, estornudar o hablar. Pero la tecnología puede ser extremadamente eficaz para prevenir la propagación de microorganismos no deseados en espacios físicos u objetos determinados, que pueden causar enfermedades e incluso dañar materiales y estructuras.
E l mundo ha cambiado con esta pandemia y preocupaciones propias de los ambientes hospitalarios y laboratorios han comenzado a abarcar otro tipo de espacios.
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