Si bien el uso del agua a presión para la limpieza de minerales se conoce desde antiguo, en los últimos años su desarrollo ha sido más específico.
La potencia del agua para la limpieza mecánica de los minerales se ha utilizado por varias civilizaciones durante la historia, pero tuvo su mayor desarrollo con la fiebre del oro a mediados del siglo XIX, en los Estados Unidos.
Desde entonces no cesó de usarse ese método y a medida que la industria se fue desarrollando, diferentes segmentos se fueron estandarizando y los sistemas se fueron haciendo más específicos.
Así apareció la limpieza a presión, con agua presurizada con o sin otros líquidos o partículas sólidas, para remover materia no deseada de diferentes superficies, donde la presión de la bomba es menos de 5.000 libras por pulgada cuadrada (psi).
La limpieza con agua a alta presión, con o sin el uso de otros líquidos o partículas sólidas, para remover materia no deseada de varios sustratos, donde la presión de la bomba es entre 5,000 y 30,000 psi. Finalmente, la limpieza con agua a ultra alta presión aplica con bombas de más de 30.000 psi.
En cuanto a la limpieza mediante chorro de agua, se distinguen cuatro grados de limpieza de substrato en estándares por separados: la del metal desnudo, libre de todo oxido visible y otros productos de la corrosión; la muy completa, que permite manchas o materia adherida hasta 5% de la superficie; la completa, que permite hasta 33% de manchas dispersas, y la ligera, que permite la mayor cantidad posible de recubriendo existente firmemente adherido o materia externa firmemente adherida.
La función de la limpieza con chorreo con agua es remover material de la superficie que puedan causar fallas prematuras del Sistema de pintura; mejorar la adhesión del nuevo sistema de recubrimiento; exponer el perfil de anclaje de la superficie que está debajo del recubrimiento existente o corrosión y otros productos de la corrosión, y reducir los contaminantes no visibles.
ep