Llegado el verano, algunas tareas de limpieza toman una línea diferente de la que llevaron durante el resto del año. Las alfombras llevan lo suyo. En verano, retirar las alfombras ayuda a refrescar la temperatura y cambiar el aspecto de algunos ambientes. Antes de guardarlas, conviene aspirarlas bien y pasarles un trapo humedecido con agua y amoníaco. Se dejan secar, se enrollan y se guardan. La complicación aparecerá, donde estén las manchas. Una de las formas más sencillas de quitarlas, sera aplicar directamente sobre ellas un poco de pasta de dientes, frotarla con un cepillo y aclararla. Esto como recurso rápido. Otra situación será identificar huellas en la alfombra al cambiar la distribución de los muebles. Si bien son muy difíciles de eliminar, lo mejor será humedecer esas zonas hundidas con un paño mojado en agua y después pasar la plancha bien caliente sin hacer mucha presión. Si se tiene plancha de vapor, se puede hacer esta misma operación sin necesidad de mojar la alfombra. A la hora de limpiar una alfombra en condiciones normales, los pasos a seguir serán: aspirarla bien; agitar el spray de espuma seca y aplicarla; extender con una esponja humedecida con agua tibia, y aspirar de nuevo cuando esté totalmente seco. Esta operación de limpiar las alfombras a mano, se puede hacer también con agua y amoníaco, que se extiende con un cepillo; luego, se frota la zona con un paño de algodón, sin mojar mucho la alfombra. Si fuera de lana, esta técnica no es conveniente, porque se apelmazará. Si fuera de viscosa, será mejor utilizar un limpiador para alfombras y un cepillo de cerdas suaves. Para devolverle el brillo, si quedase opaca después de la limpieza, se puede pasar un trapo embebido en agua tibia con un chorrito de amoníaco. Una manera de eliminar manchas de café es aplicar inmediatamente agua fría o tibia. Pero si no ha sido tratada en el momento, se deberá pasar suavemente sobre la mancha una mezcla de alcohol de 90º y vinagre a partes iguales. Luego se enjuaga con agua tibia.