Si no se eliminan a tiempo, las manchas de óxido pueden causar daños irreparables en diferentes superficies. La formación de óxido puede llegar a ser relativamente frecuente en los elementos metálicos, sobre todo cuando éstos fueron fabricados hace tiempo incluyendo componentes de hierro u otros metales pesados. El inconveniente es que cualquier roce con la zona oxidada mancha otras piezas. Sin embargo existen métodos para quitar restos de óxido en diferentes superficies. En sanitarios, los mejores sistemas para limpiarlos son vinagre o jugo de limón, que por ser sustancias naturales garantizan que no se arañará ni dañará el esmalte de lavatorios o inodoros. La efectividad del vinagre es prácticamente absoluta si se calienta hasta casi alcanzar su punto de ebullición y se aplica con un paño suave. Por su parte, el jugo de limón debe mezclarse con bórax y no es necesario calentarlo. Hay limpiadores químicos específicos: Los productos tradicionales con base de cloro pueden aclarar la mancha, pero no la eliminan. Por eso, hay que usar los específicos para este tipo de suciedad que no sean agresivos con el esmalte, ya que pueden dañarlo irreversiblemente. Además, los profesionales del sector suelen disponer de máquinas con las cuales se puede eliminar cualquier rastro de óxido mediante la aplicación, por ejemplo, de vapor de agua a presión, sin estropear el acabado de los sanitarios. Para piezas o mobiliario metálico pueden emplearse los mismos sistemas que en los sanitarios, aunque el método más recomendable es lijar la zona con un cepillo de alambre especial, lavarlo y secarlo para eliminar los restos y aplicar un producto antioxidante para protegerlo. Para los restos de óxido que puedan quedar en el suelo, resulta efectiva la acetona o quitaesmalte. El limón y el vinagre siguen siendo los grandes aliados naturales contra el óxido en ropas y alfombras, ya que pueden aplicarse sobre prácticamente todos los tejidos sin decolorarlos ni estropearlos. El secreto en ambos casos está en aplicar directamente sobre la mancha el vinagre o una solución de limón y sal y exponer la prenda al sol durante unas horas. Posteriormente se lavará y se repetirá la operación hasta que haya desaparecido del todo. Para las alfombras, conviene eliminar antes todo el óxido que sea posible.