Científicos europeos están inmersos en un proyecto que pretende evaluar y combatir la basura marina.
Un grupo de científicos de España, Portugal y el Reino Unido, coordinado por la investigadora Cristina Ribeiro, del Centro Interdisciplinar de Investigação Marinha e Ambiental de Portugal, inició un análisis ecológico y socioeconómico conjunto de “la huella” que dejan los desechos de la pesca y la navegación, para establecer una adecuada manera de gestionar este problema.
El “NetTag-Tagging fishing gears and enhancing on board best-practices to promote waste free fisheries” hace alusión a los aparejos utilizados y a las medidas necesarias para promover la realización de la pesca con la menor cantidad de desperdicios.
Uno de los propósitos de este equipo es el diseño de innovadores métodos para detectar, recuperar y reducir el número de artes a usar en el desempeño de esta tarea profesional, para lo que NetTag relevará las costas gallegas, lusas y británicas para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (2030), el Global Partnership on Marine Litter y la Estrategia de Honolulu, la Directiva Marco de la Estrategia Marina Europea (MSFD) y la iniciativa de economía circular de la Unión Europea.
La Universidad de Santiago de Compostela (USC) lidera el trabajo socioeconómico, de la mano de los profesores Sebastián Villasante y Manel Antelo y de los investigadores Pablo Pita Orduna y Joao Garcia-Rodrigues y participan las universidades de Aveiro (Portugal) y Newscastle, el Centro de Robótica y Sistemas Autónomos (CRAS) lusitano, el Royal Lankhorst Euronete Group y la Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi).
La necesidad de frenar la entrada masiva de detritos en la superficie marina, un contratiempo que, como por ejemplo la turbadora contaminación acústica motivada por el trasiego de barcos, afecta a la cadena alimentaria y redunda en la polución, es el pilar de la investigación.
La extracción de combustibles fósiles, los transportes (incluidos los cruceros) y la pesca arrojan sustancias tóxicas y, una vez en el ambiente marino, los contaminantes se acumulan en la cadena trófica y suponen amenazas graves.
En otro programa, la casa compostelana examina la pesca recreativa, que practican en Europa diez millones de aficionados sobre la que no existe una recogida sistemática de información en cuanto a efectos, participación, esfuerzo, capturas y perfil social, por lo que se intenta dar una respuesta a esta amplia demanda.
La Asociación Paisaje Limpio calculó que 20% de los desperdicios llega a las playas, 15% se mantiene en la columna de agua y el resto queda depositado en los fondos marinos o son ingeridos por la fauna.