Con Poncio Pilatos, la costumbre del lavado de manos tomó mala fama, sobre todo entre niños y adolescentes, sin embargo es una buena idea a la hora de preparar alimentos. El lavado de manos debe ser la acción más simple que se puede hacer dentro de un establecimiento de preparación de alimentos, para prevenir enfermarse y causar enfermedad a otros. Según el Centro para el Control de Enfermedades de los Estados Unidos, cada año 5.000 personas mueren por enfermedades alimenticias, 78 millones se enferman y entre 79.000 y 96.000 mueren por infecciones, muchas de ellas causadas directamente de un mal lavado de manos. Para prevenirlas, se pueden seguir una serie de normas simples. Es recomendable colocar Instructivos de lavado de manos en todas las áreas de cocina, cerca de las especialmente cerca de los lavabos, las áreas de preparación de alimento y los baños; se deberían utilizar lavatorios solo para el lavado de manos, y evitar su uso para preparación de alimentos o lavado de utensilios. Deberá tener agua caliente corriente, jabón sanitizante y mecanismos de secado cada estación de lavado de manos o cerca de las puertas de las áreas de descanso; tendrá que mantenerse los lugares de aseo accesibles a todos los empleados en todo momento. El lavado de manos se deberá hacer antes de empezar el trabajo; durante la preparación de los alimentos; cuando se mueva de una área de preparación a otra; antes de colocarse o cambiarse los guantes; después de ir al baño; luego de toser o usar un pañuelo o servilleta; tras tocarse cabello, cara o cuerpo; al terminar de fumar, comer, beber o mascar chicle. Otros momentos serán luego de manipular carnes, pollo o pescado crudo; después de la limpieza; tras tocar platos, equipo o utensilios sucios; al terminar de manejar basura o dinero y después de que las manos se hayan ensuciado por cualquier razón. El procedimiento apropiado sería mojar las manos con agua caliente, corriente, aplicar jabón, frotar manos, antebrazos, debajo de las uñas, entre los dedos al menos por 15 segundos; enjuagar con agua corriente por 5 a 10 segundos; secarlas con toallas de papel o secador de manos por 30 segundos; cerrar la canilla usando la toalla de papel y usar esa toalla para abrir la puerta al salir. Puede ser recomendable que un responsable verifique estos procedimientos, que cada tanto se utilicen técnicas de luminometría, entrenar a los empleados en el procedimiento; realizar monitoreos microbiológicos con hisopados para enviar a un laboratorio externo y mantener registros.