Desde que comenzó la pandemia por coronavirus, los subterráneos porteños reciben una especial atención de limpieza, para evitar contagios.
En las estaciones, se pone especial foco en ámbitos de circulación como boleterías, molinetes, baños públicos.
Todas las noches al finalizar el servicio del Subte porteño, se realiza una desinfección y limpieza profunda de estaciones y formaciones, como era habitual antes de la pandemia pero, en este contexto, se implementaron medidas durante el horario de servicio, como el repaso de las superficies de contacto en estaciones.
Además, se sumó al uso de detergentes y agua clorada, una desinfección profunda con sal de amonio cuaternario cada 15 días. Este producto se administra como una fumigación en el interior de formaciones, superficies de contacto en estaciones, salas de descanso y vestuarios del personal.
La limpieza del subte implica, además, la desinfección de la cabina. El conductor de cada formación viaja en una cabina aparte, separada de los coches, donde es el único ocupante. Esta cabina se desinfecta en su totalidad luego de cada turno y antes del inicio del siguiente.
Las mismas medidas de higiene en las cabinas se replican en cada uno de los coches. Se higienizan las superficies y especialmente pasamanos, barandas, puertas y elementos de agarre, con detergente y lavandina, según informó el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
En las estaciones, se pone especial foco en ámbitos de circulación como boleterías, molinetes, baños públicos, barandas, picaportes, exterior de las boleterías, puertas de emergencia.
La frecuencia es de aproximadamente seis veces por día y durante el cierre del servicio se realiza una higiene más profunda. La limpieza también se refuerza en áreas comunes, como las de descanso y vestuarios, promoviendo el distanciamiento entre el personal.
Respecto de las boleterías, para evitar aglomeraciones y minimizar el contagio, se mantienen abiertas en las cabeceras, con un máximo de dos personas en atención al público.
ep
