Hay problemas, en apariencia incurables, que con una buena combinación de productos se resuelven inmediatamente. Las plagas en gastronomía muestra altos niveles de acostumbramiento. Ignorar la prohibición del DDVP o el Clorpirifós llevaron a las plagas casi al límite de pandemias incurables. Lo mismo ha ocurrido con las chinches de camas en hotelería, o las pulgas en animales de criaderos. Los tiempos de fumigar con productos agrícolas o prohibidos han terminado, si bien se pueden conseguir en el mercado de manera libre y sin problemas, hoy el profesional sabe, tanto como el cliente, que el hecho de parecer invisibles ante los organismos de control no resuelve su ineficiencia para controlar plagas. Si bien se puede conseguir en internet la pasta para control de roedores, esta fue prohibida desde el año 1998, con lo que las empresas que insistan en su uso y no se profesionalicen correrán el riesgo de quedar fuera del mercado en el corto plazo. Las empresas profesionalizadas realizan tareas de desratizaciones, desinsectaciones y ahuyentamientos. La desinsectación son acciones pertinentes al control y erradicación de insectos tales como pulgas, hormigas, polillas, arañas, cucarachas, garrapatas y carcomas, mediante la aplicación localizada de productos de acción residual y de volteo, y de cebos de gran atracción a fin de impedir que regresen. Las desratizaciones y control de roedores, con agentes rociados en el área a tratar o por controlpor medio del uso de cebos alimenticios líquidos o sólidos, trampas adherentes y obstrucciones mecánicas para evitar su ingreso. Para especies protegidas, se emplean técnicas de ahuyentamiento, que consisten en métodos de disuasión visual y auditiva, y en la aplicación de repelentes, además de medios mecánicos para evitar la intrusión y anidado de la especie. Son tratadas por ésta actividad las aves -principalmente palomas-, y los murciélagos. 26 de mayo de 2016 – ep