Ciertos procesos de limpieza requieren de químicos para llevarlos adelante, por lo que se deberá atender a las consecuencias de su uso.
La limpieza química es un proceso de higiene especial que no puede llevar a cabo cualquiera, ya que es un procedimiento complejo que requiere de personal calificado, experto en compuestos y que sepa cómo reaccionan al entrar en contacto con otras sustancias o superficies.
Será un trabajo peligroso, ya que los químicos pueden ser tóxicos o reaccionar al entrar en contacto con otras sustancias. La experiencia de los operarios de limpieza será fundamental en este tipo de tareas para evitar un uso inadecuado de productos peligrosos, como una cuestión de seguridad, pero también para no dañar o deteriorar los enseres que deban limpiarse.
Con frecuencia, hay suciedades casi imposibles de eliminar en entornos industriales, por lo que se debe usar algún producto químico. Será la suciedad industrial en forma de incrustaciones, depósitos que se generan ante el uso de grasas o aceites industriales o materiales propios del sector, como el óxido, que resulta difícil de eliminar.
Este tipo de limpieza no es sólo para eliminar las impurezas, sino también para proteger determinadas superficies, lo que ayuda a mantenerlas en buen estado. Los riesgos de este tipo de tareas se resumen en posible de erosión y corrosión debido al uso de determinados compuestos. Dañar la pieza a limpiar usando este tipo de productos es más frecuente de lo que parece.
Por eso, este tipo de limpiezas debe encargarse a un equipo profesional. Los conocimientos permitirán a los técnicos evaluar el estado de las piezas a limpiar y elegir los mejores productos para hacerlo. Existen dos métodos de limpieza química, uno consiste en sumergir la pieza en un determinado líquido y la segunda en utilizar un limpiador especial que actúe sobre la superficie a tratar.
Los principales métodos de limpieza química consisten en tareas de desincrustado, decapado, desengrasado, descarbonatado o sanitizado.
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