En busca de materiales sustentables, reaparecieron los pisos de linóleo, que exigen normas de limpieza y cuidados especiales para evitar su degradación acelerada Patentado por el británico Frederick Walton en 1860, el linóleo regresó con la onda ecológica para aplicarse en locales comerciales en reemplazo de los recubrimientos vinílicos, con los que se asemejan, aunque tengan necesidades específicas de mantenimiento y cuidados especiales y diferentes. Ante la semejanza entre ambos tipos de suelos, lo aconsejable sería asegurarse de que no se trata de un piso vinílico, para evitar aplicarle productos o técnicas que puedan dañarlo. Si bien lo aconsejable sería estar seguro del tipo de material, se puede acercar una solución al tacto, debido a la mayor granulosidad del linóleo. El linóleo puede ser sensible al uso de ciertos químicos, en especial los utilizados para limpiar vinílico. Es mejor usar soluciones de limpieza con pH neutro, ya que los químicos con un pH alto o alta alcalinidad pueden dañarlos y su uso frecuente puede impactar la apariencia del piso, causar agrietamiento, encogimiento y decoloración. Además, usar mucha agua puede causar problemas, ya que el linóleo se instala en láminas, por lo que puede haber pequeñas aberturas entre ellas, por las que puede haber filtrasiones, lo cual puede formar moho o hacer que el suelo se pudra. Para mantener un piso de linóleo con acabado se puede aplicar un mantenimiento constante por medio de maquinaria, la mayoría de este tipo de pisos pueden ser pulidos después de ser lavados, con una pulidora de pisos de 175 revoluciones por minuto, que permitirá limpiar y restaurar el brillo. Se recomienda utilizar discos suaves o medianos y hacerlo con mucho cuidado ya que puede correr el riesgo de dañarlos. Cuando friegue un piso de linóleo, mezcle los químico, adecuados para este tipo de pisos, con agua, siguiendo las especificaciones marcadas por el fabricante del químico. Trabaje por áreas pequeñas, dejando que los químicos reposen en el piso por 10 minutos o más, pero tomando la precaución de no permitir que la solución se seque sobre el piso. Después de enjuagar asegúrese de utilizar una aspiradora o secador y trapo, para remover el exceso de agua. Es muy importante dejar que el piso se seque, para evitar que la humedad se acumule entre las láminas del piso.