Luego de haberse reducido en los últimos años -tras la reemergencia de 1998-, el dengue regresó a la Argentina, con más de 120 casos. El responsable de esta epidemia es el Aedes Aegypti, -en confianza- mosquito tigre. En realidad, la amenaza es la hembra de este díptero de la familia de los culícidos, debido a que estas hematófagas se alimentan de sangre y requieren de las proteínas sanguíneas para generar huevos fértiles. Además, tienen predilección por las sustancias azucaradas como el néctar de las flores, de las que extraen la energía que los ayuda a volar y son el único alimento de los machos, que no pican a los mamíferos. Para su reproducción, un solo macho suele fecundar a la hembra llenando el receptáculo de espermatozoides del aparato reproductor femenino. La multiplicación se da a partir de la puesta de huevos de unos 0,8 milímetros, color negro y forma oval alargada. La hembra coloca los huevos aislados y, generalmente, unos milímetros por debajo del nivel del agua en recipientes artificiales, ubicados en sitios sombríos, con agua estancada y materia orgánica. Por lo que es imperioso controlar esas aguas. Cada hembra puede colocar alrededor de 700 huevos en su vida, en posturas de 50 a 150. Los mosquitos en general son de metamorfosis completa u holometabolia. Las larvas nacerán luego de 18 a 24 horas de colocados los huevos. Se alimentan de microorganismos, se desplazan mediante movimientos serpentiformes y tienen fotofobia muy marcada. El ciclo larval se completa al desarrollar la pupa, luego de tres estadios larvales. Finalmente, el adulto emergerá de la pupa. Todo el ciclo puede durar entre ocho y 15 días dependiendo de la temperatura. El adulto se caracteriza por tener manchas blancas en forma de lira a nivel del dorso del tórax y bandas claras en las patas. Las hembras suelen encontrarse dentro de los domicilios, su desplazamiento es silencioso, prefieren picar de día y en las zonas bajas de las piernas. La transmisión del dengue ocurre porque el virus se replica en las glándulas salivales de la hembra, luego de que pique a un huésped infectado. Una hembra se vuelve infectiva tras siete días, período necesario para que el virus se multiplique y pueda ser inoculado a un huésped sano durante la picadura. 14/01/2015 ep