El mercado ofrece distintos tipos de detergentes pensados para diferentes tipos de superficies y suciedades y, su correcta elección aportará ahorro en tiempo, esfuerzo y, especialmente, dinero. Al comprar un detergente será importante pensar cuál es el adecuado para la superficie que se va a limpiar, cosa que ocurre -generalmente- cuando la limpieza se hará sobre superficies delicadas y quien hace la adquisición adquirió conciencia de que un producto neutro no las dañará. Los profesionales de la limpieza aseguran que para cada textura y para cada nivel de suciedad existe un tipo de detergente adecuado. Por ejemplo, para limpiar incrustaciones de un baño hará falta algún detergente ácido, mientras que los alcalinos serán los indicados para limpiar botellas porque no dejan residuos. Habrá que tener en cuenta que el detergente perfecto será humectante, capaz de eliminar la suciedad de las superficies, mantener los residuos en suspensión, y enjuagarse fácilmente, para poder eliminar todos los residuos. Una de las características sobresalientes de los detergentes alcalinos es la alcalinidad activa que puede reaccionar para que se elimine de manera efectiva la suciedad; a la vez, protege los útiles de limpieza contra la corrosión y los ácidos serán los elegidos para la higiene sanitaria por sus características de disolución. El uso correcto del detergente hará ahorrar dinero, tiempo y esfuerzo, si antes se toma en cuenta el tipo de suciedad y la superficie a limpiar. Para quitar manchas de grasa, sangre y huevo (proteínas) habrá que disolverlas primero en una solución limpiadora y después transformarlas en sustancias solubles. Para ese proceso, son indicados los alcalinos. En cambio, para baños y cocinas y eliminar incrustaciones y manchas de óxido, una buena opción serán los detergentes ácidos, que ayudan a que se despeguen de la superficie donde quedaron adheridas. Pero en limpieza también es necesario sacar la suciedad y, a la vez, eliminar alguna contaminación bacteriana originada por la mugre. En estos casos, habrá que combinar detergentes ácidos con alcalinos para conseguir que se desprenda la suciedad, se mantengan los microorganismos en suspensión y, después, se eliminen ambos residuos en el enjuague final.