Alertan sobre los riesgos de la falta de gestión ambiental y que no quedaría margen para las organizaciones que se desentienden de sus responsabilidades ambientales. Las fallas en la gestión ambiental puede afectar la supervivencia corporativa, según advirtió el presidente de la Cámara Empresaria de Medio Ambiente (Cema), Guillermo Pedoja, durante el último seminario “Los riesgos de la no gestión ambiental”. “Como institución tratamos de acercarnos a quienes más nos necesitan, ya que queremos formar parte de la solución de los problemas vinculados con la obtención de la licencia social de los proyectos”, aseguró el directivo. Pedoja observó la necesidad entre los ciudadanos de transformar sus percepciones de riesgo en denuncias, ya sea a nivel mediático o judicial y, por eso, “buscamos colaborar con las empresas para que –además de cumplir con sus objetivos básicos de rentabilidad y subsistencia– puedan realizar una contribución con el bien común y afrontar las crecientes presiones sociales”. Tras advertir que cumplir con las buenas prácticas ambientales mejora los negocios, enfatizó que “no es tan difícil ni costoso hacer las cosas bien. Lo principal es gestar un cambio cultural. Queremos poner nuestro granito de arena para colaborar con dicho proceso”. Reconoció la difícil situación económica para muchas empresas, pero apuntó que “no obstante, estos temas no pueden dejarse de lado”. Aseguró que el límite sería el riesgo para la salud: “Todo el resto es discutible. Menos de eso, resulta inaceptable”. Eduardo Regondi, secretario adjunto de Responsabilidad Social Empresaria de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) dijo que “a partir de junio del año pasado, con la Encíclica Papal ‘Laudato Si’ se puso de manifiesto la preocupación por el planeta como casa común. Quedó más claro que nunca que, además de rentables, las empresas tenemos que ser sustentables”. Por su parte, Julián Moreno, de la Asociación Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APyME), reconoció que “estamos soportando un período importante de recesión, con complicaciones vinculadas con el aumento tarifario y la apertura de importaciones. Así, las prioridades de subsistencia parecen superar a las éticas o ambientales”. Consideró que “hace falta que las entidades nacionales que regulan en materia de gestión ambiental fijen los límites apropiados. No debe haber un costo ambiental diferencial”. Advirtió que “sin poder de policía del sector público aparecen diferenciales en cuanto a la gestión ética y ambiental”. 5 de enero de 2017 – ep