Un combustible alternativo para hornos de cemento hecho con residuos fue desarrollado por investigadores de la Unsam y profesionales de una empresa privada.
Más de 15.000 toneladas de residuos terminan en rellenos sanitarios todos los días en la provincia de Buenos Aires y en el área metropolitana y para disminuir esa cantidad y convertirla en algo útil, se estableció el proyecto Ryveri (Reciclado y Valoración Energética de Residuos Industriales), un consorcio público-privado entre la empresa Recycomb y la Universidad Nacional de San Martín (Unsam).
El objetivo del proyecto fue desarrollar una plataforma que pueda ser replicable para producir combustible derivado de residuos industriales no especiales (Rine), es decir, no peligrosos y que sean aptos para sustituir los combustibles fósiles que hoy se utilizan en hornos de cemento. La iniciativa demandará una inversión de 29,2 millones de pesos, según una nota de la Agencia TSS.
Por lo general, como combustible para sus hornos, las cementeras usan carbón y otro material denominado pet coke, un residuo de las refinerías más barato que el primero. “En la Argentina, históricamente, utilizábamos gas natural, lo que es una locura”, dijo Marcelo Santangelo, gerente de Combustibles Alternativos de Recycomb, unidad de negocios del grupo brasileño InterCement, propietario desde 2005 de la cementera Loma Negra.
Recycomb presta un servicio a las industrias que responde a esa necesidad: “Retiramos sus residuos, que requieren ser tratados adecuadamente, y, con ellos, formulamos un combustible líquido y uno sólido que sirven para reemplazar parcialmente los combustibles fósiles que utiliza la industria del cemento en sus hornos”, explicó Santangelo y detalló que ese producto es una marca registrada conocida como Recyfuel.
Santangelo y subraya que la intención es lograr una capacidad de producción mensual de 3.000 toneladas de combustible derivado de residuos (CDR), que alcanzarían las 36.000 toneladas al año y le permitirían a la cementera obtener ahorros netos del orden de los 5.000 millones de dólares anuales.
Para convertir en CDR materiales no aptos para ser reciclados o que, para serlo, necesitarían un procesamiento demasiado costoso, se formó un consorcio público-privado con la Unsam, para el cual recibieron financiamiento de la Agencia de Promoción Científica del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, a través de la línea Fondo Argentino Sectorial (Fonarsec).
“El compromiso es por tres años, pero el consorcio podrá seguir funcionando si se lo desea”, explicó Roberto Candal, secretario de investigación del instituto 3iA de la Unsam, a cargo de la primera fase del proyecto Ryveri, que consiste en la caracterización de los materiales que se quieren transformar en combustible y la búsqueda de la metodología apropiada para determinar una muestra representativa que permita desarrollar dicha tarea.
Además, la Universidad – a través de investigadores del Instituto de Transporte- también trabaja en el equipo de profesionales que analiza la logística más apropiada para trasladar este combustible desde la planta de Recycomb hasta los hornos de cemento.
17 de mayo de 2018 – ep