Suelen encontrarse en establecimientos donde se producen y manipulan alimentos, como los restaurantes y establecimientos de catering, pero es común hallarlas en hospitales, escuelas, oficinas y entornos domésticos, viviendo especialmente en las cocinas. Las cucarachas son blatodeos de habítos nocturnos que durante el día se esconden en grietas y ranuras cerca de fuentes de alimentos o bebida, que miden entre 3 y 7,5 centímetros y de los cuales se conocen 4.500 especies, y es común el comentario de que son indestructibles, tanto que las bombas atómicas lanzadas por los Estados Unidos contra Japón, no habrían podido con ellas. Los sistemas complejos de tuberías y los conductos subterráneos de los edificios grandes pueden dificultar mucho su control. La contaminación de los alimentos se produce cuando la cucaracha se traslada de las áreas de desechos a los lugares donde se preparan alimentos. Las cucarachas ingieren prácticamente todo, desde alimentos para humanos hasta cuero, papel pintado y, sin ningún prejuicio, también a otras cucarachas. Estos insectos son vectores naturales de patógenos que trasladan y depositan por todas partes y son una de las plagas que más problemas ocasionan en el ámbito empresarial ya que producen daños económicos, dañan la reputación de los negocios y pueden llegar a afectar psicológicamente. Más allá de que el éxito popular diga que no puede caminar, cuando llegan las cucarachas es de mucha importancia tener en cuenta que es necesario complementar tanto métodos físicos como químicos. En primer lugar evitar dejar restos de alimentos accesibles a las cucarachas, limpiar a fondo y tapar las grietas que puedan servir de escondite para las cucarachas. Este tipo de medidas nos ayudará a evitar otras plagas futuras. Los tratamientos químicos que actualmente se usan son mediante insecticidas en gel, son más efectivos ya que generan una reacción en cadena que permite acabar incluso con las cucarachas que no han comido directamente el cebo.