Una empresa neuquina importó maquinaria para hacer tratamiento de residuos petroleros en los yacimientos. De los cientos de camiones vinculados con la industria petrolera que circulan por las rutas patagónicas, gran parte transporta residuos hacia los lugares de tratamiento y disposición final. El estado de las rutas y la densidad del tránsito implican un peligro latente de accidentes y de incidentes ambientales. Una posible solución sería hacer ese tratamiento en el mismo lugar donde se producen los residuos. Para eso, una empresa local trajo desde Canadá tecnología que permite instalar la planta de tratamiento en el yacimiento. El equipo, denominado KM 4, posee un sistema de desorción térmica de baja temperatura para la eliminación de hidrocarburos contaminantes en los suelos. Está montado sobre cuatro remolques que permiten el rápido traslado de un lugar a otro y se puede configurar en cuestión de horas. En el primer tráiler se vuelca todo el material y se separan los materiales más gruesos como piedras o pedazos de metal que pueden romper la máquina. En un primer horno que trabaja a 400 grados de temperatura se trata la tierra, y los gases resultantes se envían a un segundo horno de 900 grados que destruye todo el material orgánico. El gas limpio se libera mientras que el resto pasa a otro tráiler, donde vuelve al estado líquido a través de un proceso de enfriamiento. Luego, por decantación, se separa el agua del petróleo. “La tecnología que tenemos está habilitada para tratar los residuos, pero apuntamos a mejorarla, estandarizar los procesos y lograr sacar un material homogéneo que pueda ser considerado reciclado”, explicó Juan Caracoche, vicepresidente de la empresa. “El resultado final del proceso es muy superior a los estándares normales, estamos obteniendo una tierra tratada con un grado de contaminación inferior al 0,2%, mientras que los organismos de control lo aprueban hasta con un 0,5%”, señaló. Si bien la empresa se constituyó hace menos de un año, “la idea se viene trabajando desde hace mucho tiempo”, comentó Caracoche, y agregó que entre empleados y contratados la empresa cuenta con quince personas, “un plantel que seguramente ampliaremos a medida que las operadoras opten por este sistema”. La planta requiere de un espacio de no más de 100 metros cuadrados y es operada por cinco personas en tres turnos por día. Uno de los puntos que diferencia a esta tecnología de otras es su practicidad y capacidad de tratamiento: para armar y desarmar la planta no se demora más de 48 horas y, dependiendo de la humedad y los valores contaminantes que tenga el residuo, pude tratar entre 10 y 15 toneladas por hora. Fuente: Río Negro 07 de julio de 2016 – ep