La aplicación de luz ultravioleta representa un método seguro, sencillo y barato de higiene, en especial para la purificación del agua.
El proceso de tratamiento es inmediato, no se requieren tanques de almacenamiento.
La banda de luz ultravioleta que se encuentra entre las longitudes de onda de 200 a 30 nanómetros se denomina región germicida, porque en esta área es letal para todos los microorganismos y como tal se utiliza para diversas tareas de higiene y desinfección.
La energía ultravioleta debe ser generada por una lámpara germicida especial que la emite como resultado de un flujo de electrones en un vacío de mercurio ionizado entre los electrodos. Esto fue logrado en 1901, después de que se inventara la lámpara de arco de mercurio.
Esta luz causa desarreglos moleculares en el material genético (ácido nucleico, DNA) del microorganismo, esto impide su reproducción y, por lo tanto, se lo considera muerto. Por ejemplo, los purificadores de agua por este medio destruyen más de 99.9% de bacterias, virus y gérmenes patógenos.
Entre sus ventajas, la luz ultravioleta no afecta la ecología, ya que no requieren el manejo o almacenamiento de sustancias químicas peligrosas y no originan problemas por causa de sobredosis, y es de bajo costo inicial y reducidos gastos de mantenimiento comparado con otros medios.
El proceso de tratamiento es inmediato, no se requieren tanques de almacenamiento ni largos períodos de aplicación; es extremadamente económica, y no hay necesidad de añadir sustancias químicas por lo que, además, no genera subproductos dañinos para la salud. Por ejemplo, el cloro más substancias orgánicas producen los peligrosos y cancerígenos trihalometanos.
Por otra parte, no altera el olor, ni el sabor, ni el pH ni la conductividad ni la química general , es de operación automática que no requiere especial atención. Simplicidad y facilidad para su mantenimiento, limpieza periódica y reemplazo de la lámpara cada diez meses, sin que tenga partes móviles que se descompongan por el uso.
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