Los productos que se comercialicen en Europa tendrán que tener una garantía de reparación que, en Francia, comenzará a regir en enero próximo.
Proporcionar garantías para las piezas reemplazadas o mejor acceso a la información sobre reparación y mantenimiento.
Como un avance hacia la reducción de basura tecnológica y el incremento de la economía circular, el Parlamento Europeo aprobó el ‘derecho a reparar’, para limitar los productos electrónicos de «un solo uso», obligar a los fabricantes a facilitar el arreglo y ofrecer más información sobre la capacidad de reparación de cada producto.
La votación urge a que «se desarrolle e introduzca un etiquetado obligatorio para proporcionar información clara, inmediatamente visible y fácil de entender a los consumidores sobre la vida útil estimada y la capacidad de reparación de un producto en el momento de la compra».
Los eurodiputados han aprobado que estas reparaciones sean «más atractivas, sistemáticas y rentables, ya sea ampliando garantías, proporcionando garantías para las piezas reemplazadas o mejor acceso a la información sobre reparación y mantenimiento».
Entre las medidas que recoge la iniciativa se encuentra el apoyo a los mercados de segunda mano y respaldar la producción sostenible. Además se demanda un sistema de carga común para reducir los desechos electrónicos, una batalla que actualmente es motivo de debate entre los fabricantes de móviles.
De manera equivalente al etiquetado energético, el Parlamento Europeo obligará a establecer un etiquetado que determine la durabilidad de los productos. Una información «clara y precisa» que deberá ser ofrecida al usuario antes de realizar la compra.
El primer país en anunciar la introducción de estos cambios es Francia. A partir de enero de 2021, los fabricantes deberán «informar al consumidor sobre la posibilidad de reparar un producto». El índice francés tiene como objetivo, para 2024, transformarse en un índice que informe no solo sobre la reparabilidad, también sobre su fiabilidad y solidez.
ep
