Garantizar la higiene de pisos, paredes y mobiliario de cualquier inmueble es fundamental para que las personas que lo ocupen gocen de buena salud. La acumulación de polvo o de suciedad, que varía en función del tipo de trabajo que se desarrolla en cada edificio, puede afectar nocivamente a sus usuarios, por lo que la contratación de un buen grupo de limpieza técnica ayuda a frenar toda clase de infecciones. Desde simples tratamientos de pulido hasta controles microbiológicos o de plagas, existen muchas posibilidades y servicios de mantenimiento que favorecen la higiene de cualquier instalación. Independientemente de las necesidades o de los requisitos de limpieza que presente cada uno de ellos, es fundamental que tanto empresas como centros comerciales lleven a cabo las medidas de seguridad y salubridad adecuadas para favorecer el buen estado de sus usuarios. Cuando aumenten las temperaturas resultará fundamental que tanto las zonas públicas como las privadas realicen las tareas de mantenimiento adecuadas para evitar la proliferación de insectos y roedores. Las cucarachas y las ratas, que a día de hoy se convierten en dos de los animales más extendidos y que más pueden perjudicar a la estructura del inmueble, aumentan su carácter reproductivo durante esa época, por lo que será esencial que se frene su incremento y que se controle de antemano la aparición de este tipo de problemas. La protección de jardines y de almacenes, que a menudo se sitúan entre los puntos de mayor encuentro de este tipo de plagas, suelen estar programadas una vez al año para prevenir su manifestación inesperada e incontrolada. Si bien existen numerosos métodos de higiene que pueden favorecer el estado diario de cualquier tipo de edificio, una de las formas más utilizadas para garantizar la máxima protección de una sala es la nebulización. Mediante desinfectantes específicos y equipos especializados de pulverización, esta limpieza técnica genera pequeñas gotas similares a la niebla, alcanzando por vía aérea cada uno de los rincones de la zona a tratar. Lo que ocurre a continuación, una vez dispersada la mezcla de agua y de desinfectante, es que se forma una fina película sobre la superficie que evita posteriores contagios o contaminaciones.