Existen dos tipos fundamentales de barredoras en función del sistema de recogida de residuos: las de arrastre y las de aspiración, cada una con ventajas e inconvenientes. Las primeras trabajan con dos grupos de cepillos que levantan los residuos y los dirigen hacia el centro de la máquina. Por delante van humectando para evitar la formación de polvo y detrás de los rociadores están los cepillos delanteros, que amplían el ancho de barrido, arrancan y recogen todos los residuos de los bordes hacia el cepillo posterior, encargado de recogerlos. Ese cepillo posterior recibe todo lo recolectado, al separarlos de la calzada y lanzarlos hacia arriba, para caer, por gravedad, en la cinta transportadora que los lleva al depósito de almacenamiento, que constituye un volumen importante de la máquina, para evitar pérdidas de productividad por excesivos viajes de descarga. Todos sus componentes son regulables de forma permanente en el taller o en la operación, lo que les da una gran adaptabilidad. Además, por ser frecuentes las barredoras de tres, ofrecen buena maniobrabilidad y flexibilidad en la operación. Las de aspiración están destinadas a áreas menos sucias en las que se desee un mejor acabado y el barrido de más polvo. Las baterías de cepillos tienen la misión de concentrar los residuos bajo la tolva de aspiración. Los residuos y el polvo atmosférico son aspirados y arrastrados hacia un depósito. La regulación de la altura de la boca de aspiración, su movimiento automático para evitar obstáculos que puedan dañarla y la elevación y acercamiento de cepillos y mecanismos, obligan controles y mantenimiento muy exigentes. Las barredoras de aspiración de gran capacidad montadas sobre camión pueden desplazarse hasta 100 kilómetros por hora, mucho más rápido que las de arrastre, montadas sobre chasis autoportante que apenas llegan a los 50. Pero estas tienen mejor maniobrabilidad y su radio de giro es menor; los modelos de tres ruedas, pueden tenerla como directriz adelante o atrás; algunas de cuatro llevan las dos traseras montadas como gemelas y directrices, en otros las cuatro son directrices. Para la descarga, las tolvas de las barredoras sobre chasis autoportante se elevan a para poder descargar sobre volquetes contenedores o la caja de un camión. Las de aspiración sobre camión deben hacerlo directamente sobre el suelo, lo que les obliga a desplazarse a una planta de transferencia o al punto de disposición final. Por esos motivos, los criterios de elección deben basarse en aspectos como cantidad y tipo de residuos, facilidad y economía de las operaciones de mantenimiento. 15 de diciembre de 2016 – ep