Los roedores son una molestia muchas veces difícil de erradicar, por lo que es importante prever su aparición.
La aparición de ratas en un edificio es un problema que no depende enteramente de la higiene que tenga el lugar, sino que puede tener varios condicionantes, que son posibles identificar -algunos de estos factores de riesgo- y tratar de tomar medidas para neutralizarlos.
El entorno en el que esté emplazada una edificación es uno de los elementos más problemáticos. Una construcción que linde con áreas forestales, jardines, edificaciones abandonadas o terrenos vacíos está expuesta a la presencia de roedores. Por eso, será importante tratar de prevenir toda facilidad o incentivo que pueda conducir a las ratas hacia el interior del inmueble.
Entre los aspectos en los que conviene poner una máxima atención se encuentra el vertido de basuras. Los restos de comida son un cebo para las plagas, por lo que conviene realizar una gestión cuidadosa de los residuos, ciñéndose a los horarios y condiciones de recogida propias de cada localidad, procurando no dejar nada fuera de los puntos y recipientes establecidos.
Otra precaución, no tan obvia, es no tirar nada por el inodoro. Aunque parezca de sentido común, es una práctica que sigue repitiéndose y resulta nefasta, al poder marcar un camino hacia las acometidas de saneamiento a las ratas que se desplazan por el alcantarillado.
De igual manera, tan importante como evitar atraer a las ratas es no facilitarles los métodos de acceso. Es decir, asegurarse de que no existan debilidades estructurales o puntos descontrolados por los que los roedores puedan penetrar sin ser detectados, teniendo en cuenta además su capacidad para desplazarse por los espacios más recónditos y angostos.
Ante estas circunstancias, igualmente, merecerá la pena llevar a cabo una revisión periódica y minuciosa que permita subsanar cualquier deficiencia en este sentido.
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