El aseo de amplios espacios u oficinas requiere de una planificación que mida los ritmos de trabajo y la forma adecuada de hacerlo. La responsabilidad de limpiar grandes oficinas, espacios extensos o diferentes instalaciones puede ser convertirse en una misión frustrante sino se planifica objetivamente el trabajo a realizar. Por eso mismo es vital calcular bien los tiempos de limpieza o ritmo de producción. Hacerlo no siempre es fácil, pero no imposible. La complejidad del asunto se debe al número de variables en cada situación específica. Para encarar la situación de forma correcta, se puede recurrir a distintos fuentes, como publicaciones especializadas de la industria. Entre ellas, figuran 358 Tiempo de limpieza, de ISSA; Custodial Staffing Guidelines, de APPA; Production Rate Recommendations, de BSCAI; y Cleaning Makes Cents, de Boma. Estos proporcionan lineamientos generales ideales para tiempos de limpieza y buenos fundamentos para usar en su negocio. Debido a que hay tantas variables –frecuencia de limpieza, expectativas de clientes, superficies de edificios, equipo usado y nivel de calidad, solo por nombrar algunas – y un ritmo de producción adecuado, es tan esencial que la mejor práctica sea desarrollar su propio ritmo y tiempos. Un análisis a medida de los tiempos es el mejor de los métodos para determinar la producción de una tarea específica. Para ello es recomendable seguir los siguientes pasos: escoger una tarea; medir un área de limpieza; hacer una lista de las variables del edificio o lugar; observar y anotar las especificidades o requerimientos específicos que presenta el espacio; a partir de los promedios y variables obtenidos, ajustar los ritmos del aseo.