La cantidad de basura generada en una ciudad como Buenos Aires es lo suficientemente importante como cultivar la cultura del reciclaje.
El camino pendiente para lograr una tasa de reciclaje cercana al 100% es muy largo. Hay zonas donde el avance es mayor. En Europa, por ejemplo, la lata de aluminio es el envase más reciclado con una tasa récord del 74,5%.
Optimizar la infraestructura de reciclaje fuera de casa es un eje vertebral. Pero sobre todo la falta de reglas claras para la industria, la discontinuidad de medidas, la modificación de planes ante el recambio de una gestión de gobierno, la escasez de penalidades y controles, son hechos que no ayudan a una política de reciclado en el país.
Según una nota publicada por El Cronista el año pasado, el país genera una tonelada de basura cada dos segundos. Una parte de esa cantilla es depositada en rellenos sanitarios que se encuentran totalmente colapsados.
Según la Dirección Nacional de Gestión Integral de Residuos de la Argentina, el promedio diario de desechos por habitante es de 1,03 kilos, lo que significa casi 45.000 toneladas diarias para el total de la población.
Por otra parte, el sector privado hace su aporte. Cada vez son más las empresas que se suman a campañas de reciclaje. Según la Fundación Garraham, a través de diferentes programas de reciclaje, se evitó (hasta mayo de 2018) la tala de aproximadamente 1.600.000 árboles medianos.
El sitio web www.dondereciclo.org.ar brinda información de lugar específicos para esa tarea y cómo hacerlo, según el tipo de material que se trate, como plástico, tetra-brick, cartón, papel, vidrios, metales, tapitas, pilas, neumáticos, entre otros.
agp