Se recomienda limpiar los tanques domiciliarios -al menos, dos veces al año- como una manera de prevenir enfermedades. De forma periódica resulta indispensable limpiar los tanques de agua domiciliarios como la mejor manera de prevenir enfermedades. En general, se recomienda que esa operación se repita dos veces al año. Como el agua potable de red no está libre de impurezas y el sarro es un elemento a tener en cuenta, se acumula en el fondo suciedades que es importante eliminar. Los meses aconsejados para estas actividades son abril-mayo y setiembre-octubre. De este modo, queda en condiciones para enfrentar primero el invierno luego del uso intenso en los meses del verano, y luego en primavera, para enfrentar la época de mayor consumo. Siempre es importante realizar esta operación. El agua estancada que no se somete a desinfección es fuente de alguna bacteria que puede ocasionar enfermedades. El procedimiento de limpieza es sencillo: cerrar la llave de ingreso de agua al tanque. Luego, cerrar la válvula de la cañería de distribución interna y abrir la válvula de limpieza o desagote, hasta que quedar un fondo con 15 centímetros de agua, aproximadamente. No agitar ese resto ni la suciedad que contiene. Posteriormente limpiar el fondo, las paredes y la tapa del tanque con la ayuda de un cepillo o escoba de plástico. Solo usar agua, nunca un cepillo de metal ni detergente, jabón o polvo limpiador. Vaciar el tanque y enjuagar varias veces. Eliminar los residuos por la válvula de desagüe, nunca por la cañería de distribución. Una vez logrado estos pasos, llenar el tanque hasta la mitad con agua. Agregar, por cada 1.000 litros de agua, un litro de lavandina concentrada o medio litro si el tanque es de 500 litros. Una vez lleno el tanque, dejar actuar como mínimo durante tres horas. Eliminar el agua por la cañería de distribución, abriendo todas las canillas de la casa. Nuevamente, llenar y vaciar el tanque hasta eliminar el exceso de cloro. Por último, llenar el tanque y poner en servicio.