Los suelos pulidos no sólo mejoran la imagen del lugar, sino que permiten una mejor limpieza.
En los suelos se refleja la cultura de la empresa: en un lugar limpio, los suelos tienen que ser bonitos, lo cual se logra al pulirlos. Lo que antes era un proceso complicado con muchos pasos de trabajo manuales, resulta hoy muy sencillo gracias a un equipamiento moderno.
Con el pulido, los suelos se conservan de forma óptima y se vuelven más resistentes a todo tipo de desgaste; se vuelven más resistentes a la humedad y no se ensucian tanto. Además del aspecto óptico, dado que brillan como nuevos y su color resalta y parece más bonito.
Para obtener un resultado de pulido uniforme, primero hay que eliminar las capas de detergente antiguas a fondo. Para ello, se podrá utilizar un detergente básico y agua caliente. Si se humedece un poco la fregona antes de utilizar y aplicar el detergente, se podrá distribuir el producto de forma uniforme por la superficie.
Para obtener un resultado de pulido uniforme, el suelo debe mojarse por completo con el detergente. Para ello, tiene que pasar varias veces por la superficie en la dirección del recubrimiento. Se recomienda aplicar el detergente sección por sección en la superficie.
Para obtener un resultado de pulido óptimo, se dejará secar por completo el detergente antes de realizar el pulido. Si se abre la ventana, el detergente aplicado se secará más rápido. Para obtener brillo sin hilos ni marcas, se deberá esperar 24 horas tras el pulido hasta que el suelo vuelva a ser completamente resistente.
Después de utilizar el equipo de pulido, se enjuagarán los cepillos de esponja con agua corriente y detergente para recuperar por completo las características de pulido del cepillo de esponja. Los cepillos de esponja también pueden lavarse en la lavadora a 60 grados.
Una vez terminada la tarea, los discos para pulir se pueden almacenar ocupando poco espacio en un compartimento para accesorios independiente.