La limpieza profesional implica el uso de productos químicos, por lo que se deberán tomar los recaudos correspondientes con ellos. El riesgo químico en el sector de la limpieza con tareas como la desinfección o el encerado que utilizan productos químicos como disolventes y cloros con vapores nocivos y contacto con la piel en muchos casos dañinos. La exposición que se puede dar por vía respiratoria; la dérmica; la digestiva, y la parenteral. Una mala costumbre es la aplicación de productos de limpieza directamente con las manos desnudas, sin protección. Los componentes nocivos de estas sustancias al entrar en contacto con la piel pueden dar lugar a efectos dañinos como enrojecimientos, quemaduras, reacciones alérgicas o dermatitis. Se dan, por lo tanto, riesgos químicos en la limpieza con la salud y el medio ambiente. Hay productos de limpieza comunes, pero no por ser habituales se han de tratar con poco cuidado, como el cloro, amoníaco, sustancias desengrasantes, disolventes y ácidos. En muchos casos individualmente o mezclados son corrosivos, cancerígenos, irritantes, asfixiantes La pregunta sería entonces: ¿Cómo conocer los riesgos y prevenirlos? Para eso, se deberá remitir a la lectura de las etiquetas de los envases, las fichas de seguridad, las toxicológicas y los cuidados en el almacenamiento de los productos de limpieza. El recinto de almacenamiento deberá estar bien ventilado y aislado de las fuentes de calor, luz, humedad y los productos deberán mantenerse bien cerrados. Los productos químicos incompatibles se dispondrán convenientemente separados a fin de evitar posibles reacciones. Además serán ordenados según su peligrosidad y grado de utilización. Se debe procurar separar de los demás los productos corrosivos e inflamables, y éstos entre sí; mantener los almacenes ordenados, sin obstáculos en las zonas de paso, y se controlarán los recipientes para detectar posibles roturas o fugas que puedan suponer algún peligro. Por otra parte es conveniente utilizar primero los productos más antiguos del almacén y agotar el contenido de un recipiente antes de empezar otro, así se reducirá el número de recipientes parcialmente llenos, y eliminar los recipientes vacíos gestionando adecuadamente aquellos que necesiten un tratamiento especial por haber contenido sustancias peligrosas. 06 de octubre de 2016 – ep