Un detergente es una sustancia química de origen sintético que facilita la limpieza. Una definición cierta, pero no completa. Entonces, algo más sobre detergentes. En la actualidad, no es muy difícil fabricar detergentes biodegradables. En los últimos años, se han desarrollado fórmulas mucho más amigables con el medio ambiente que los primeros que se obtuvieron alrededor de 1920 en Alemania. Hoy en día, se alcanzan niveles de biodegradabilidad superiores a 80 por ciento. Para comprobar de manera práctica las características de un detergente se podrá, en el caso de la humectación, dejar caer una gota de la solución lista para usar sobre un papel manteca. Si la gota se aplanase y extiendese es porque tiene buena humectación. Respecto de la emulsificación, se puede comprobar agregando, a medio litro de agua, media cucharadita de té de aceite vegetal e igual cantidad de la solución de detergente. Mezclar 25 veces. Un detergente con buen poder emulsionante impedirá que el aceite se separe de la mezcla y suba a la superficie. Este propósito se logra mediante la «acción detergente» que se basa en dos propiedades fundamentales: la humectación y la emulsificación, que también se da en los jabones de una manera mucho más moderada. La humectación es la propiedad que tienen los detergentes de favorecer algo fundamental para la limpieza: el simple hecho de que el agua moje. Si no usáramos detergentes sería muy difícil que el agua tomara íntimo contacto con toda la superficie a limpiar ya que tendría una tendencia a formar «charcos» y lo que no se mojara no se podría limpiar. Esto se basa en un fenómeno físico que se denomina tensión superficial. La emulsificación es la propiedad que permite eliminar la suciedad que se logró humectar. Se refiere fundamentalmente a un tipo de suciedad como la grasa, que por esta condición de los detergentes puede ser levantada y eliminada. En otras palabras, la emulsificación logra unir el agua con la grasa por la fuerte atracción que los detergentes tienen hacia las dos sustancias. Los detergentes están compuestos por el principio activo, que es el responsable fundamental de esta acción detergente y por otros componentes que tienen distintas funciones. Hay diferentes principios activos con características especiales que se adaptan a las distintas condiciones de uso. Además, es bastante habitual que un mismo detergente incluya más de un principio activo para lograr mejores resultados. De acuerdo con su concentración se diferencian los detergentes sintéticos, sin ninguna calificación cuando tienen entre 15 y 30 por ciento de principio activo y los detergentes sintéticos concentrados cuando tienen 30 por ciento o más. Los promotores de detergencia tienen diversas funciones: ablandan el agua “secuestrando» el calcio y el magnesio que le dan dureza, remueven metales pesados como el hierro, ayudan a emulsificar las grasas y brindan alcalinidad que favorece la limpieza. Los inhibidores de corrosión contrarrestan la acción corrosiva que pueden tener algunos principios activos; los agentes antiredeposición ayudan a que las partículas removidas por la acción detergente no vuelvan a depositarse, y los estabilizadores de espuma buscan que la espuma sea estable y no se escurra tan rápidamente en superficies verticales.