El mantenimiento de los lugares más delicados de una industria tiene características especiales que habrán de cuidarse. Las salas blancas son espacios utilizados en algunas industrias, como la alimentación, la farmacéutica y la electrónica, en los que se tienen estrictamente controlados los parámetros ambientales, como partículas en aire, temperatura, humedad, flujo de aire, presión interior del aire o la iluminación, lo que eleva su costo de implementación como de operación. Para evitar que el material sea contaminado, cuentan con algunos sistemas de seguridad: el aire que entra sala es estéril y se renueva completamente varias veces por hora para no acumular polvo; se mantiene una presión ligeramente superior a la del exterior, para que no ingrese aire cuando se abren las puertas, las paredes están recubiertas y los rincones son redondeados; los operarios deben vestirse con trajes especiales, y se utilizan filtros para retener partículas. Estas salas se clasifican en función del número y el tamaño de las partículas permitidas por volumen de aire, aunque existen varias normativas. La US FED-STD-209E hace referencias a salas de “clase 100” o “clase 1.000”; la norma ISO 14644-1 las clasifica entre ISO 1 e ISO 9, y en el sector farmacéutico es habitual mencionar los grados A (de operaciones con alto riesgo de contaminación microbiológica), B (entorno para la zona de grado A), C y D (zonas para fases menos críticas). Para las tareas de limpieza se deben utilizar materiales y productos especiales que cumplan con los requerimientos exigidos en esa sala blanca, además de seguir unas metodologías muy concretas en las diferentes zonas. Hay que tener en cuenta la clasificación de la sala blanca para saber qué tipo de productos utilizar y no olvidar las exigencias de cada industria. Las máquinas, útiles o productos de limpieza más utilizados para la limpieza de estas salas son: aspiradoras especiales de filtro total; bayetas y mopas de microfibra; productos químicos varios según la naturaleza de la sala, generalmente desinfectantes. Una sala estéril es un habitáculo muy determinado donde lo que se manipula es muy delicado y donde la contaminación no cabe. Para las compañías es un desembolso económico muy importante y si no se respeta la normativa que marca la clasificación toda esta inversión se pierde, sin contar con los problemas que puede acarrear a nivel operacional. Todos los operarios que intervengan en la limpieza de dichas salas tienen que estar formados en las técnicas de limpieza específicas y tener presente las medidas de seguridad que marca la ley de prevención de riesgos laborales. 12 de mayo de 2016 – ep